Todos y cada uno de nuestros síntomas tienen un origen y una razón de ser. Identificar posibles sucesos vitales significativos y elaborarlos, formará parte del trabajo de afrontamiento que llevemos a cabo.
El vínculo con nuestras principales figuras de apego; padres, hermanos, amigos… va a influir en el desarrollo de nuestra personalidad e identidad a lo largo de nuestra infancia y adolescencia.
En ciertas ocasiones sentimos no tener recursos suficientes para abordar nuestras dificultades, dando lugar a un estado de confusión, paralización y frustración, alrededor de la situación problemática.
El acompañamiento a través de un proceso de autoconocimiento y aprendizaje personal, será el foco del trabajo psicológico, con el objetivo de mejorar la relación con uno mismo y con el entorno.