Para mi libertad es ser tú mismo, una combinación entre decidir y aceptar quién eres. Revisarte a ti mismo, construir y crecer. Convirtiendo este proceso en eterno.
Quizás el problema de la sociedad actual es que todo el mundo quiere ser “normal”. Tenemos miedo a no seguir la norma, a ser distintos, a no encajar en lo preestablecido. Pero la verdadera libertar aparece cuando eres capaz de aceptar tus imperfecciones, aquello que realmente te hace diferente, potenciarlo y disfrutarlo. En ese momento estas en paz contigo mismo. Lo que te permitirá poner el foco en tu desarrollo como persona, en lugar de limitarte para encajar.
Las diferencias entre nosotros y el resto del mundo nos pueden hacer caer en compadecernos, tener un sentimiento de pena, de lástima sobre nosotros mismos. Decepciones, errores, apatía… Es necesario aprender a lidiar con emociones que nos resultan incomodas, aceptar la incertidumbre, y abrazar a mi yo vulnerable.
¿Qué hago entonces?
Será clave poner el foco de mi atención en cómo me gustaría ser, lo que quiero conseguir, en lugar de lo que no quiero. Una visualización de mí mismo a corto plazo con objetivos claros, y comenzar un trabajo de autoeficacia, intentando ser capaz de resolver pequeños desafíos cotidianos.
No caigas en ser víctima, sal de la víctima. Aunque puedas percibir que el entorno te conduce ahí, tú tienes la última decisión al respecto. Si lo ejemplificamos con mi caso personal, si a causa de mi lesión, el de enfrente me mira con pena por ir en una silla de ruedas, es problema de él que se proyecta de esa forma en mí, volcando sus inseguridades y su falta de capacidad resolutiva. No es problema mío.
Tú decides lo que haces con tu interior, a pesar de lo que ocurra a tu alrededor. Cultivar la seguridad en ti mismo mas allá de tu entorno. Aceptar y trabajar tus emociones, abrazar la incertidumbre y construir.
Tus diferencias se notan, y cuanto más te aceptes, más se notarán.
Abraza tus diferencias. Se imperfecto.
¡Amate a ti mismo y disfruta de la vida!